jueves, 7 de agosto de 2008

Matutino de sosegado fulgor

¡Buenos días!

El sol luce con rabiosa calma en otro día de tórrido verano, aunque hoy ligeramente más fresco. Pica si te pones a su alcance, pero relaja su infinita e infinitesimal acupuntura. Y dicho lo dicho, dudo de si esconderme de su poderío o de entregarme a su relajante baño. Por lo demás, el esplendor ribereño y de su fauna, como siempre, me serenan.

Ayer por la tarde estuve viendo otro film de los del ciclo de verano en versión original subtitulada. Se trató de la mejicana "Luz silenciosa" ("Stellet licht"), de Carlos Reygadas. El título está subtitulado porque aun a pesar de los parcos diálogos, está hablada en un 99% en plautdiestch, una especie de dialecto del holandés por actores no profesionales de la propia comunidad que se retrata. Ésta es la tercera y última, por el momento, película de este director, de quien ví su primera, "Japón", la semana pasada (ver su matutino aquí ... en el que hay un enlace al matutino de su segundo film, "Batalla en el cielo", que vi hace dos años). ¡Por fin una película que me ha gustado de este director!, y no solo eso, que también me pareció hermosa y espléndida, incluso conservando las señas de identidad de las anteriores, pero más suavizadas. Además os la recomiendo si no os echa para atrás el cine poco convencional, muy poco convencional.

En una comunidad agrícola menonita, descendientes de los anabaptistas que emigraron de los Países Bajos en el s.XVI, casi gemelos de los conocidos amish norteamericanos, y de suma religiosidad, que se encuentra al norte de México, se desarrolla una historia de amor, más bien un triángulo de dudas amorosas (como la mismísima Trinidad). Planos larguísimos (como el del amanecer inicial y el del atardecer final) y eternos silencios de tiempo casi congelado, que fluye con dificultad. Tiene muchos paralelismos con una de las cumbres de la cinematografía mundial, según algunos, que a mí, aún gustándome (sin alharacas), me dejó bastante frío (espero no ser excomulgado por la comunidad cinéfila), la danesa de los años 50 "Ordet. La palabra", de Carl Theodor Dreyer. Así como en "Ordet" el protagonista se debate en un mar de dudas sobre su fe o no en Dios, todo ello rodeado de una asfixiante y opresiva religiosidad puritana del s.XVI, en "Luz silenciosa", la religiosidad queda como telón de fondo, y aquí las dudas del protagonista son más terrenales, y se debaten entre el amor por su esposa (con quien tiene 5 hijos) y el que siente por una de sus vecinas. Película alegórica, con varias lecturas, una vez visto el sorprendente final (antes del plano del atardecer), sobre esposas, amantes, espiritualidad y temporalidad (por el tiempo y por la no religiosidad), todo con una atónita y distanciada mirada con toques de estoico escepticismo.

Ahora, para que nos suponga algún momento de fulgor y serenidad en nuestras atropelladas existencias, nada como un poquito de sabiduría ajena:

- "Yo no tengo la autoridad moral para juzgar a nadie; en mi vida he hecho varias locuras por amor y quien sabe si haré alguna más antes de morirme. El amor es como un rayo que nos golpea de súbito y nos cambia". (Isabel Allende).

- "Si vieres alguno pecar públicamente, o cometer culpas graves, no te debes juzgar por mejor, porque no sabes cuánto podrás perseverar en el bien". (Tomás de Kempis).

- "Los más obstinados suelen ser los más equivocados, como todos los que no han aprendido a dudar". (Samuel Butler).

- "Largo y arduo es el camino que lleva desde el infierno hasta la luz". (John Milton).

- "Donde hay luz también existe la sombra. ¿Dejaré de amar la luz porque produce sombras?". (Heinrich Lübke).

- "La oscuridad nos envuelve a todos, pero mientras el sabio tropieza en alguna pared, el ignorante permanece tranquilo en el centro de la estancia". (Anatole France).

- "El miedo a lo desconocido afecta profundamente nuestras creencias, nuestros comportamientos, y nuestra percepción del bien y del mal". (Rush W. Dozier).

- "Todos estamos de visita en este momento y lugar. Solo estamos de paso. Hemos venido a observar, aprender, crecer, amar y volver a casa". (Proverbio aborigen australiano).

Besos y abrazos,

Don.
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