viernes, 10 de octubre de 2008

En el centro de las estaciones matutinas

¡Buenos días!

Pues sí, para mí, la estación central es el otoño, en torno a la cual giran las demás ... y estamos en otoño, aunque no en el paradigmático, que todavía mi ribera no está profusamente teñida de toda esa paleta de ocres que le es tan propia, y además hoy ha atemperado el clima y más bien tengo sensaciones de primavera. Además, en mis tránsitos vitales en torno a la estación central que es para mí la ribera del Arlanzón hago continuas y breves estaciones por entre sus recovecos, a ver que me deparan estos.

Ayer por la tarde estuve en el cine, ... bueno, en realidad no, aunque sí que estuve viendo una película, en un ciclo de películas que organizan la coordinadora de ONG's de Castilla y León y el Ayuntamiento de Burgos, y con el que tratan de ilustrar los ocho objetivos de desarrollo del milenio. En concreto, la que vi ayer trata sobre el objetivo 1, el de erradicar la pobreza extrema y el hambre, tema que toca tangencialmente. Estupenda película que desde ya mismo os recomiendo encarecidamente.

Se trató de "Estación central de Brasil" ("Central do Brasil", de 1998), de Walter Salles, y con Fernanda Montenegro y Vinicius de Oliveira. De este director ya había visto "Diarios de Motocicleta", a la que también hacía referencia hace poco, el pasado 11 de septiembre, cuando glosaba "Che, el argentino", de Steven Soderberg (aquí podéis ver su matutino).

En los pasillos de la estación ferroviaria central de Río de Janeiro una antigua maestra, parece que pre-jubilada, se gana la vida escribiendo cartas para personas analfabetas que por allí pasan. Es una mujer amargada por la vida, solterona, cascarrabias, impasible e indiferente ante las desgracias ajenas, que suele dar por sentadas muchas de las cosas que deduce de las cuitas que le cuentan sus clientes mientras redacta las cartas. Una de sus clientes muere atropellada en los alrededores de la estación y casi a regañadientes se siente obligada a hacerse cargo del huérfano que deja la mujer para llevarle hasta su padre que vive en un remoto pueblo del profundo Brasil interior. No se caen nada bien ambos, y a trancas y barrancas emprenden un viaje pleno de vicisitudes, durante el cual se van conociendo poco a poco. Una preciosa película, de emotivo final, que no sensiblero, y que me puso los "congojos" a la altura de las amígdalas.

Ahora, paremos en la estación de la sabiduría ajena que tal vez nos ayude a centrarnos un poquito:

- "La pobreza a menudo priva al hombre de toda virtud: es difícil que un costal vacío se mantenga derecho". (Benjamín Franklin).

- "Cada uno de nosotros es vencido muchas veces; pero si aceptamos la derrota con jovialidad, aprendemos del fracaso, acabaremos por sentirnos colmados". (Helen Exley).

- "Muy poco avanzarás si vuelves la cara atrás". (refrán).

Besos y abrazos,

Don.
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