martes, 16 de diciembre de 2008

Inamovible ultimátum matutino

¡Buenos días!

Aquí lo único que no se mueve, y lo es por momentos, es mi admiración por esta esplendorosa ribera del Arlanzón, hoy bruñida de turbia y gris nubosidad que realza las peladas y cárdenas ramas de la arboleda ya casi invernal. Y es que a ratos, cuando me quedo extasiado, como paralizado, mirándola, me quedo inerme por unos instantes, antes de que mi cerebro me lance un ultimátum de que o me muevo o me apolillo. Por tanto, aparte lo anterior, no hay ultimátum que valga por estos lares, que todo fluye con la turbulenta serenidad con la que bajan las aguas del río, algo subiditas estos días tras las pasadas lluvias y nevadas.

Ayer por la tarde estuve en el cine viendo "Ultimátum a la Tierra" ("The day the Earth stood still"), de Scott Derrickson, y con Keanu Reeves y Jennifer Connelly (¡exquisítamente hermosa!). Es un remake de una famosa película de Robert Wise del año 1951; época, la de la Guerra Fría, en la que estaban de moda las naif películas de ciencia ficción, sobre invasiones alienígenas, que alegorizaban el pánico a una invasión comunista y a una guerra nuclear contra los soviéticos. La película original recuerdo con agrado haberla visto en mi infancia o adolescencia en la televisión. Para los que desconozcáis de que va, nos cuenta la llegada de unos extraterrestres a la Tierra, en son de paz, lo que no es entendido por la belicosa humanidad, con el fin de advertirles de que cesen en su autodestrucción o serán destruidos por ellos antes de que se carguen el planeta.

En este moderno remake, en lugar de que los alienígenas vienen por la violencia y las guerras, vienen más bien por cuestiones ecológicas, por el destrozo al que está sometiendo la humanidad al planeta, básicamente en el primer mundo. De hecho, se dice el siguiente aforismo en el film: "Si la Tierra muere, la humanidad morirá; pero si la humanidad muere, la Tierra seguirá viviendo". La película, regularcilla, tirando a mala, porque no aporta nada especialmente interesante, redunda en tópicos y carece del encanto naif de la original. Habría que aplicarle el principio de la parsimonia científica, ese que dice, más o menos, que si dos modelos matemáticos explican igualmente la realidad, siempre escogeremos el más simple. Además, el personaje del niño es innecesario e irritante sobremanera, y habría que fulminar todas las escenas en las que aparece para mejorar un poquito este fallido remake.

Ahora, para ayudarnos algo a fluir con naturalidad por la vida y poder sobrellevar algún que otro eventual ultimátum que podamos recibir, nada como un poquito de sabiduría ajena:

- "Es más fácil destruir un átomo que un prejuicio". (Albert Einstein).

- "Es detestable esa avaricia espiritual que tienen los que, sabiendo algo, no procuran la transmisión de esos conocimientos". (Miguel de Unamuno).

- "El auténtico conservacionista es alguien que sabe que el mundo no es una herencia de nuestros padres, sino un préstamo de nuestros hijos". (J. J. Audubon).

- "Solo cuando se haya cortado el último árbol, solo cuando el último río haya desaparecido envenenado, solo cuando se haya capturado el último pez, solo entonces podrás entender que el dinero no sirve para poder comer". (Proverbio hindú).

- "La humanidad no puede liberarse de la violencia más que por medio de la no violencia". (Mahatma Gandhi).

- "Somos lo que hacemos, pero somos, principalmente, lo que hacemos para cambiar lo que somos". (Eduardo Galeano).

Besos y abrazos,

Don.
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