miércoles, 15 de julio de 2009

Matutino ciego, sordo y mudo

¡Buenos días!

Pero solo para lo negativo de este mundo que, aunque es necesario ser consciente de ello, ya que existe, a veces no apetece percibir. Así que pasemos a mi loa de la ribera y sus circunstancias, paradigma de la abstracción de la fea (a veces) realidad. Otro delicioso día de verano, soleadísimo, sin nubes, sin agobios, cálido y dulcemente fresco a la vez, con temperaturas entre 25 y 30ºC al mediodía. Apetece retozar por entre los prados ribereños, y puesto que no lo hago, me conformo con admirar como lo hacen mis hadas y ninfas, tan refulgentes como siempre.

Ayer por la tarde estuve en el cine viendo otra del ciclo de verano en versión original. Se trató del film turco "Tres monos" ("Üç maymun"), de Nuri Bilge Ceylan, y con Yavuz Bingal, Hatice Aslan y Rifat Sungar. De este director había visto sus dos anteriores films, "Los climas" ("Iklimler") y "Lejano" ("Uzak"), muy buenos, de gran belleza fotográfica pero que me dejaron frío (sería por causa del clima de entonces). Sus respectivos matutinos los podéis ver pinchando aquí. La de ayer, sin embargo, aún con las mismas señas de identidad que las anteriores sí que me gustó mucho, me pareció espléndida, a pesar de que se extasía en largos planos de los rostros de los personajes, lo que me aburrió al principio, pero rápidamente me enganchó.

Un político turco que se presenta a las elecciones se ve implicado en un accidente de tráfico en el que fallece alguien. Propone a su chófer que se autoinculpe y vaya a la cárcel a cambio de una buena suma de dinero. Historia de las miserias de una familia (el chófer, su mujer y su hijo) que comienza a desintegrarse a raíz de este hecho, y que se comportan como los tres monos sabios (el que no ve, el que no escucha y el que no dice) de una historia de Confucio, en la cual los tres monos actúan de metáfora de la sabiduría al negarse a escuchar, ver o hablar del mal, pero en la película con un sentido negativo, de incomunicación familiar.

Una especie de tragedia griega, lacónica e hierática, de imágenes de grandísima belleza, como siempre en este director, oscura como las nubes de tormenta que se ciernen en los paisajes, en la que se respira muy a menudo un ambiente de gran tensión. Una historia de crímenes sin castigo, de verdades escondidas, de callar para no mentir, de fingir que nada ha pasado para evitar mayores inconvenientes, de incomunicación familiar.

Ahora, para ver, oir, ... sentir mejor la realidad, nada como un poquito de sabiduría ajena:

- "No veas lo malvado, no escuches lo malvado, no digas con maldad". (Proverbio japonés).

- "El hombre que desee estar tranquilo ha de ser sordo, ciego y mudo". (Proverbio turco).

- "Una casa será fuerte e indestructible cuando esté sostenida por estas cuatro columnas: padre valiente, madre prudente, hijo obediente, hermano complaciente". (Confucio).

- "El hombre que ha cometido un error y no lo corrige, comete otro error mayor". (Confucio).

Besos y abrazos,

Don.
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