lunes, 11 de enero de 2010

Ensoñador vecindario matutino

¡Buenos días!

Mientras sueño dormido (y despierto) con tibias playas tropicales en esta gélida ribera del Arlanzón, hoy con nubes y claros y temperatura de 1ºC al mediodía, me deleito mirando a través de los ventanales, al abrigo de inclemencias invernales, la colcha de nieve que aún la cubre, mantenida gracias a las heladas nocturnas de este fin de semana de en torno a -15ºC, mientras camina de aquí para allá su mágico vecindario de titilantes (y tiritantes) hadas y ninfas, esas amables criaturas que siempre me regalan con su presencia tanto en la realidad como en mis sueños, quizás afanadas en comprar en las rebajas de enero, con rebajadísimas temperaturas callejeras.

Este fin de semana no estuve en el cine, pero vi una película en DVD, una que estrenaron el pasado 30 de octubre de 2009, aunque es de 1988 (no se había estrenado comercialmente en cines hasta ahora). Se trató del film de dibujos animados, que en su día se me escapó de la cartelera, "Mi vecino Totoro" ("Tonari no Totoro"), de Hayao Miyazaki. De este director ya había visto sus cuatro últimas películas: "La princesa Mononoke" ("Mononoke Hime", 1997), "El viaje de Chihiro" ("Sen to Chihiro no kamikakushi", 2001), "El castillo ambulante" ("Hauru no ugoku shiro, 2004), y "Ponyo en el acantilado" ("Gake no ue no Ponyo", 2008), cuyo matutino, con un enlace a los matutinos de las dos anteriores, podéis ver pinchando aquí.

"Mi vecino Totoro" nos cuenta la historia de dos hermanas que se acaban de trasladar al campo a vivir con su padre mientras su madre se recupera de una grave enfermedad en un hospital. Ambas descubren que en el bosque cercano viven unos amables seres mágicos, especie de duendes, en el interior de un árbol gigante. Cuando la hermana pequeña se escapa tratando de ir sola al hospital a ver a su madre, y se extravía, su hermana mayor recurre a Totoro, el rey del bosque, para que le ayude a encontrarla.

Con las señas de identidad propias de Hayao Miyazaki, esta muy buena película, a medio camino entre el realismo y lo onírico, imbuida del panteísmo y del amor a la naturaleza tan propios de las tradiciones espirituales japonesas, nos muestra el asombro de los niños ante lo desconocido y de como todo lo viven como una fascinante aventura.

Ahora, un poquito de sabiduría ajena para mejor entender lo asombroso y mágico que nos rodea:

- "Advierte que es desatino
siendo de vidrio el tejado,
tomar piedras en la mano
para tirar al vecino". (Miguel de Cervantes).

- "Bienaventurado aquel
que por sendas escondidas
en los campos se entretiene,
y en los montes se retira". (Guillén de Castro).

- "En todos sus sueños más bellos, el hombre no ha sabido jamás inventar nada que sea más bello que la naturaleza". (Alphonse de Lamartine).

- "Vivir quiere decir soñar; ser sabio significa soñar apaciblemente". (Friedrich von Schiller).

- "Los niños hallan el todo en la nada; los hombres, la nada en todo". (Giacomo Leopardi).

- "Lo maravilloso de la infancia es que cualquier cosa en ella es maravillosa". (Chesterton).

- "Solamente podemos aspirar a dejar dos legados duraderos a nuestros hijos: uno, raíces; el otro, alas". (William H. Carter).

Besos y abrazos,

Don.
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