martes, 14 de septiembre de 2010

Dentadura matutina

¡Buenos días!

Estos matutinos que, por edad, unos 11 años, están al borde de la adolescencia, no sé muy bien si adolecen todavía de ciertas partes de la dentadura, o adolecen de tierna dentadura de leche, de esa que muerde poco ... mejor que así sea, que vivan en su idílico mundo de Peter Pan ... ¿o no?, que no es tan bueno estancarse en el natural crecimiento vital y aislarse del necesario contacto mundano.

El verano vuelve por sus fueros por la ribera de La Castellana, con soleadas temperaturas máximas que están a partir un piñón con los 30ºC, dando dentelladas, eso sí, no demasiado fuertes, que ya está mayor, a punto de dar el relevo generacional, quiero decir, estacional, y va perdiendo los dientes.

Ayer por la tarde estuve en el cine viendo una película que hace tiempo quería ver, que la estrenaron este pasado mes de mayo. Se trató de "Canino" ("Kynodontas"), de Yorgos Lanthimos, y con ... un montón de actores griegos de irreproducible nombre.

Una familia compuesta por padre, madre, y dos hijas y un hijo poco mayores que adolescentes, viven en una casa rodeada por un alto muro en el aislado campo. Los hijos jamás han tenido contacto con el mundo exterior, recluídos en su casa de campo. Su educación se amolda al estricto y aberrante modelo impuesto por sus padres, cambiando el significado de algunas palabras a su antojo ... aunque en el fondo, ¿qué es el lenguaje (y casi todas las demás cosas) sino una arbitraria convención? ... Todo cambia cuando alguien de fuera rompe su aparente felicidad.

Con estos mimbres la película me prometía mucho (de ahí mi interés por verla), pero me decepcionó, salvo algunos destellos que me indujeron a la reflexión. Es un film no apto para el público general (les parecería un muermazo, y casi a mí), con esa mirada helada, desconcertante y desabrida. Me pareció una especie de metáfora, muy, muy retorcida, sobre la opresiva educación en la familia, especialmente en esas familias de padres dictadores convencidos de que su modo de ver el mundo es el único válido para sus hijos. Por eso del nefasto aislamiento, me recordó algo, aunque no tiene apenas nada en común, a "El bosque" ("The village", 2004), de M. Night Shyamalan (ver su matutino más abajo).

Pues ahora toca hincarle el diente a la sabiduría ajena, a ver si nos educamos algo:

- "Más quiero mis dientes que mis parientes (...)". (Baltasar Gracián).

- "A los amigos, como a los dientes, los vamos perdiendo con los años,
no siempre sin dolor". (Santiago Ramón y Cajal).

- "La experiencia no tiene valor lógico alguno, es simplemente el nombre que damos a nuestros errores". (Óscar Wilde).

- "La cultura se alcanza leyendo libros; pero el conocimiento del mundo, que es mucho más necesario, solamente se alcanza leyendo a los hombres y estudiando las diferentes ediciones que de ellos existen". (Lord Chesterfield).

- "Un hombre que no cambia nunca de opinión, en vez de demostrar la buena calidad de la opinión sostenida, demuestra la escasa calidad mental de sí mismo". (Marcel Achard).

- "La religión es la obra cumbre del arte de la educación de los seres humanos, pues enseña a la gente como debe pensar". (Arthur Schopenhauer).

- "El fin más importante de la educación es ayudar a los estudiantes a no depender de la educación formal". (Paul Gray).

Besos y abrazos,

Don.
_____

No hay comentarios: