lunes, 17 de diciembre de 2012

Matutinos que se oxidan, fracturan y recomponen

¡Buenos días!

En esta mañana de otoño nubosa, con lluvias que van y vienen, es fácil oxidarse a poco que nos quedemos quietos, pero si nos movemos, si vivimos, se lo ponemos difícil a la herrumbre, aunque eso nos lleve a eventuales y dolorosos encontronazos que tal vez nos rompan ... ¡no importa!, tras un breve período de descanso y reflexión, soldarán nuestras heridas y podremos seguir adelante con ilusiones renovadas. Con el paso del tiempo, seguramente, se nos irán acumulando y dificultando nuestro avance cada vez más, no nos preocupemos, que eso querrá decir que hemos vivido, que nada es eterno, aunque si lo hemos hecho con amor, nuestras fracturas y oxidaciones habrán dolido menos y no nos habrán consumido sino hasta el último final, más allá de nuestra conciencia.

Este fin de semana estuve en el cine viendo una espléndida película. Se trató de "De óxido y hueso" ("De rouille et d'os"), de Jacques Audiard, y con Marion Cotillard y Matthias Schoenaerts. De los anteriores cinco films de este director tan sólo había visto el último, "Un profeta" ("Un prophète", 2009), tan sobresaliente, y dura, como la vista antes de ayer.

Un boxeador, sin oficio ni beneficio, de improviso debe hacerse cargo de su hijo, un niño de cinco años a quien apenas conoce. Se refugia en casa de su hermana, que los acoge con cariño. Durante una pelea en una discoteca conoce a una joven, una más entre muchos ligues, que se dedica a entrenar orcas en un parque acuático. No vuelven a verse en mucho tiempo hasta que ella le llama tras haber sufrido un percance laboral que la deja en silla de ruedas, y que la tiene sumida en un profundo desinterés por la vida.

Un melodrama romántico, con amor fragmentado, pero sin un ápice de romanticismo, duro y frágil, como la vida misma, sobre el encuentro de dos almas endurecidas, blindadas ante los sentimientos, la bella y la bestia, una oxidada, que volvió a lucir tras romperse parte de su cuerpo y alma, con la ayuda de la otra, fuerte pero que puede romperse en cualquier momento ante los puñetazos vitales, que necesita ser orientada en su errático deambular. Como ya dije, espléndida.

Ahora algo de sabiduría ajena que seguro galvaniza y lustra nuestras mentes de cara a prevenir su enmohecimiento y fractura:

 - "Así como el hierro se oxida por falta de uso, también la inactividad destruye el intelecto".  (Leonardo da Vinci).

 - "Dijo el perro al hueso: «Si tú estás duro, yo tengo tiempo»".  (Anónimo).

 - "La mejor piedra preciosa es la que corta a todas las demás y no se deja rayar por ninguna. El mejor corazón humano es, sobre todo, el que es capaz de soportar cualquier herida, mientras que puede penetrar en los demás corazones".  (F. Ruckert).

 - "Uno ha de mantener su amistad en constante reparación".  (Henry Fielding).

 - "La totalidad está presente incluso en las piezas rotas".  (Aldous Huxley).

 - "Ningún hombre es una isla, algo completo en sí mismo; todo hombre es un fragmento del continente, una parte de un conjunto".  (John Donne).

Besos y abrazos,

Don.

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