miércoles, 26 de febrero de 2014

Otro episodio de estos matutinos que son una mina para mí

¡Buenos días!

Ya estoy aquí de nuevo con otro de estos valiosísimos matutinos para mí, y espero que para alguien más, toda una mina de oro, nada que ver con la calderilla, como también lo son esas etéreas e irreales minas que son mis hadas y ninfas que por aquí pululan en torno a mis neuronas, a las que jamás exploto pues se me escurrirían como agua entre los dedos en medio del desierto. Quedan pocos días ya para que la primavera, al menos la de calendario, reviente y nos preñe de renovados anhelos vitales, y de ansias de disfrutar de las pequeñas cosas de la vida, aunque no por ello de poco valor, mucho más si las apreciamos en su conjunto.

Antes de ayer por la tarde estuve en el cine viendo "La mujer del chatarrero" ("Epizoda u zivotu beraca zeljeza"), cuyo título original en bosnio significa "Un episodio en la vida de un chatarrero", de Danis Tanovic, y con Nazif Mujic y Senada Alimanovic. De este director había visto hasta ahora dos de sus anteriores largos, su debut con "En tierra de nadie" ("Ničija zemlja", 2001), que ganó el Óscar de ese año a mejor película de habla no inglesa, y "Cirkus Columbia" (2010).

Una familia gitana (matrimonio con dos niñas pequeñas) malvive con la venta de chatarra. La mujer está embarazada y como no tienen seguro de salud, no va al médico, pero un día empieza a sangrar y sufrir fuertes dolores y va al hospital, donde le dicen que necesita urgentemente una intervención quirúrgica so pena de morir si no, pues el feto ha fallecido en su interior. Como no tienen los 500 euros (al cambio) que cuesta, toda una fortuna para ellos, vuelven resignados a casa. Pero por consejos de amigos iniciarán un peregrinaje para tratar de encontrar una solución.

Una buena película, austera, interpretada por los propios protagonistas de la historia, que el director leyó en un periódico y que le dejó atónito. A medio camino de la ficción y del documental, un docudrama en definitiva, sobre la tremebunda odisea de esta familia, que es también una dura denuncia de las desigualdades sociales y de la carencia de una sanidad universal, tan necesaria, imprescindible para los más desfavorecidos socialmente.

Y como esta película era más bien cortita (menos de hora y media), nos pusieron de aperitivo el corto documental que hace pocos días ganó el Goya de esa categoría, "Minerita", de Raúl de la Fuente. Un buen documental con un formato poco convencional, a pesar de que mantiene el canon de las entrevistas a las protagonistas. En el Cerro Rico de Potosí (Bolivia), territorio sin ley donde la violencia campa a sus anchas, los mineros se juegan la vida en galerías destartaladas extrayendo plata y cinc. Los que salen con vida, se creen con derecho a todo, y cazan a las mujeres que se encuentran por allí, asaltando incluso sus casas si intuyen que están solas. Se nos cuenta la historia de tres mujeres, una de unos 40 años y dos adolescentes de unos 17, una de las cuales también trabaja como minera, y las otras dos como serenas, tratando de sobrevivir en el infierno en que se encuentran, y teniendo como únicas armas tanto su coraje como la dinamita (sean ambos para las tareas mineras, sean para quitarse de encima a los que tratan de violarlas).

Ahora algo de sabiduría ajena, preciada mena que he ido entresacando de entre montañas de ganga de chatarra:

 - "Al miserable y al pobre, todo les cuesta doble".  (refrán).

 - "El infortunio es necesario también para descubrir ciertas minas misteriosas ocultas en la inteligencia humana".  (Alejandro Dumas).

 - "Así como la desgracia hace discurrir más, la felicidad quita todo deseo de análisis; por eso es doblemente deseable".  (Pío Baroja).

Besos y abrazos,

Don.
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