miércoles, 30 de septiembre de 2009

Farsantes soplos matutinos

¡Buenos días!

En esta plácida y nublada mañana de otoño de temperaturas primaverales (23ºC), el sempiterno vientecillo burgalés parece que está representando toda una farsa, porque aunque sopla, no sopla. No se mueve una sola hoja de los árboles ribereños. Las florales hadas y ninfas ribereñas, avisadas por el soplo de que no sopla el desazonante viento, se animan y muestran sus más apetitosos pétalos, como en el florido mayo, y se me van los ojos tras ellas.

Pues ayer por la tarde llevé a mis ojos a ver otra película en el cine. Se trató de "¡El soplón!" ("The informant!"), de Steven Soderbergh, y con Matt Damon. Comedia, entre ácida y amarga, llena de retranca e ironía, basada en hechos reales, sobre un bastante peculiar y extravagante alto directivo de una empresa bioquímica y agroalimentaria que, de repente y sorpendentemente, decidió denunciar al FBI las irregularidades en su empresa (confabulación con las del resto del gremio a lo largo de todo el mundo para pactar precios y cuotas de mercado). Pero, ¿por qué hizo esto? ...

Por lo anterior, podría ser una mezcla entre "El dilema" ("The insider", 1999) de Michael Mann, y "Atrápame si puedes" ("Catch me if you can", 2002), de Steven Spielberg, aunque hay algunas otras referencias más (por ejemplo a ciertos films de los hermanos Coen). Así pues, no solo va de las andanzas de este topo del FBI que informaba sobre maquinaciones empresariales, sino también de corrupción de los propios ejecutivos (protagonista incluido), de sobornos para conseguir contratos y comisiones desmedidas (¿os suena esto a la más cercana y candente actualidad de empresariado y politiqueo?). Destila cierta sorna sobre el sistema capitalista.

Una voz en off nos va desgranando los irrelevantes pensamientos del protagonista, de sus vaivenes colaborativos, de sus mentiras para esconder sus propias corrupciones mientras se cree todo un superhéroe que vela por la integridad del sistema. Mentiras cada vez más grandes para esconder la anterior, conforme le van calando. Mentiras que se cuenta a sí mismo y que se acaba creyendo. Vamos, todo un mentiroso compulsivo. Muy buena y socarronamente divertida historia con varias cargas de profundidad.

Ahora, os soplo un poquito de sabiduría ajena que seguro nos ayudará a discriminar entre farsa y realidad:

- "Hay ocasiones en que cuantos nos rodean no merecen sino un poco de comedia. Seamos, entonces, un poco farsantes". (Benjamín Farnés).

- "Todo el mundo comete errores. La hazaña consiste en cometerlos cuando nadie nos ve". (Peter Ustinov).

- "Cuando hayáis cometido un error, no mintáis para negarlo o atenuarlo. La mentira es una torpe debilidad. Acepta que te has equivocado; en ello hay magnanimidad". (Silvio Pellico).

- "Sucede muy a menudo que el hombre se engaña primero a sí mismo, antes de engañar a los otros". (Jaime Balmes).

- "Una mentira es como una bola de nieve; cuanto más tiempo se la hace rodar, más grande se vuelve". (Martín Lutero).

- "Nadie tiene la memoria suficiente para mentir siempre con éxito". (Abraham Lincoln).

- "Nunca el honor se perdió mientras que duró el secreto". (Lope de Vega).

- "La honestidad es incompatible con amasar una fortuna". (Mahatma Gandhi).

- "Cuando un ladrón ya no encuentra ocasión de robar, se cree un hombre honrado". (Talmud).

- "Es desconsolador pensar cuánta gente se asombra de la honradez y cuán pocos se escandalizan por el engaño". (Nöel Coward).

Besos y abrazos,

Don.
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