lunes, 3 de octubre de 2011

En algún lugar de estos maravillosos matutinos ...

¡Buenos días!

... y cuyo nombre no tengo que recordar, porque es anónimo, habita mi quijotesca imaginación matutina, que jamás parece abandonarme, y que me guía, cual potente faro, por entre los verdaderos avatares vitales, luz siempre incandescente gracias a mis hadas y ninfas, que lo hacen a las mil maravillas. Y sigue maravillándome este verano, que no se sabe de que lugar ha regresado tras el equinoccio otoñal, y que tiene a mi termostato ligeramente desubicado, con suaves mínimas de 15ºC y máximas acercándose mucho a los 30ºC.

Este pasado viernes estuve en el cine viendo "Somewhere", de Sofía Coppola, y con Stephen Dorff y Elle Fanning. Es la cuarta de esta directora, que siempre me maravilla, de quien he visto todas sus anteriores: "María Antonieta" ("Marie Antoinette", 2006), "Lost in translation" (2003), y la que más me ha gustado de todas, "Las vírgenes suicidas" ("The virgin suicides", 1999).

Un celebérrimo actor de Hollywood, que tiene un Ferrari, un matrimonio fracasado, y consigue drogas y sexo rápido y sin compromisos con esculturales mujeres cuando se le antoja, despilfarra su vida aburrida, con demasiado tiempo libre, y sin apenas compromisos. Algo empieza a cambiar cuando por el hotel en que vive aparece su hija preadolescente, a quien hace tiempo que no ve y a quien debe cuidar mientras su ex-mujer se va de vacaciones.

Estupenda película, muy lacónica y taciturna, sobre la desorientación vital (como le sucede a los otros personajes principales de los anteriores films de Sofía), de este personaje solitario, a pesar de estar rodeado de todo tipo de moscones. El retrato de una vida vacua de alguien que lo tiene todo y tiene un profundo desinterés por todo. Y el de una relación padre e hija que saca al padre de ese círculo vicioso del vacío emocional.

Esto último está perfectamente retratado en las escenas incial y final con el Ferrari. También destacaría otra excepcional escena, llena de sutilezas sin palabras, como es la del desayuno en el hotel italiano del padre, la hija, y el ligue del momento. No se puede recriminar tanto y con tanta cómplice dulzura, con una mirada y un sutil y leve gesto, como hace el personaje de la hija a su padre. En bastantes momentos me recordó a "Lost in translation".

Además, ese mismo día, por la noche, estuve en el teatro viendo un espectáculo del "Teatro Negro Nacional de Praga", una muy libre recreación de "Alicia en el país de las maravillas", que no fue más que una excusa para incitarnos a dejar volar nuestra imaginación. Hace justo cuatro años, cuando estuve en Praga, ya vi otro de estos. Y cuando era niño y adolescente creo recordar haber visto más en TVE2. Si no habéis visto ningún espectáculo de teatro negro y tenéis oportunidad, os los recomiendo, id, dejaos ilusionar y maravillaos por la magia y los originales efectos visuales de esta técnica teatral típicamente checa.

Ahora, dejaos maravillar por algunas citas de sabiduría ajena que he ido recopilando de diversos sitios:

 - "Sabio es aquel que constantemente se maravilla de nuevo".  (André Gide).

 - "La rueda es el símbolo de la vida. Creemos avanzar cuando nos movemos, y cuando la rueda da la vuelta completa, nos encontramos en el mismo sitio".  (Vicente Blasco Ibáñez).

 - "El aburrimiento es una enfermedad cuyo remedio es el trabajo; el placer solamente es un paliativo".  (Duque de Levis).

 - "Es imposible gozar totalmente de la indolencia si no se tienen muchas cosas que hacer".  (Jerome K. Jerome).

 - "Nunca he deseado ser feliz, me siento capaz de soportar muchas cosas, pero no de soportar una vida feliz".  (George Bernard Shaw).

 - "¿Sabes que es celebridad? La ventaja de ser conocido por los que no te conocen".  (Chamfort).

 - "Distraerse significa casi siempre cambiar de aburrimiento".  (Charles Régismanset).

 - "La gente se cansa de todo, y en primer término de lo que más le gusta".  (George Bernard Shaw).

 - "He venido a este mundo no para hacer de él ante todo un lugar donde se viva bien, sino para vivir".  (Henry D. Thoreau).

Besos y abrazos,

Don.
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