jueves, 17 de octubre de 2013

Reconocimiento matutino a pie de página

¡Buenos días!

Me reconozco en ellos desde el mismo momento en que los creo y hago ver la luz, pues son como mis hijos nacidos de mí por una especie de partenogénesis ideal, en la que espero no haya error alguno en la mitosis de mis memes (los genes de las ideas). Al final, casi al inexistente pie de página de este matutino, les agradeceré todo lo que hacen por mí con los consabidos besos y abrazos. Parece que en breves días terminaremos por reconocer al más tópico y canónico de los otoños, es decir, el de las lloronas lluvias y temperaturas máximas por debajo de los 20ºC, aunque para hoy tenemos previstos 26ºC de máxima ... el canto del cisne de estos atípicos días de otoño que hemos tenido desde el equinoccio.

Ayer por la tarde estuve en el cine viendo el film israelí "Pie de página (Footnote)" ("Hearat Shulayim"), de Joseph Cedar, y con Shlomo Bar-Aba y Lior Ashkenazi. Es el primero que veo de este director.

Un veterano profesor universitario, concienzudo y metódico estudioso del Talmud, que se vanagloria de que un ilustre profesor suyo le hizo una brevísima cita de reconocimiento en un pie de página de una de sus obras, y eterno aspirante al más prestigioso premio académico de Israel está amargado y frustrado porque año tras año no le reconocen su labor investigadora, más desde que a su hijo, también colega profesional, le han admitido en la academia de estudios del Talmud (y a él no). Pero recibe la llamada de la ministra de cultura, que le anuncia que por fin han reconocido sus estudios y le otorgan ese codiciado premio. Sin embargo comunican a su hijo que ha habido un error y el premio en realidad es para él, con lo que se debatirá en la duda entre arruinar el honor de su padre aceptando el premio o renunciar a su propia gloria de por vida, en reconocimiento a la labor de su padre.

Una película con sus más y sus menos, algo excéntrica y con buenos hallazgos, una socarrona comedia que también es una fábula moral sobre conflictos generacionales, rivalidades, envidias y celos profesionales, y lealtad familiar, con un punto de vista satírico, y también sobre todo un país. Historia del enfrentamiento a base de sutilísimas venganzas (envenenados cebos con retranca), en una fratricida lucha por demostrar quién es el mejor, entre padre, hijo y otros colegas de ese críptico mundo de los estudios religiosos hebreos en el que se divaga sobre nimias naderías las más de las veces para de higos a brevas destilar alguna máxima de provecho (como en tantas otras religiones), mientras sus calladas mujeres ven, callan y aguantan la ostentosa estupidez masculina. Además de algún que otro momento suelto, destacaría la disputa en el abigarrado mínimo despacho ministerial, con cierto aire a camarote de los hermanos Marx, ambas situaciones a cada cual más absurda.

Ahora unas citas de sabiduría ajena, casi a pie de página, en las que se compendia buena parte del saber humano, que espero sepáis reconocer:

- "Un intelectual es aquel que va a una biblioteca, incluso cuando no llueve".  (A. Roussin).

- "No hay humillación ni deshonra en el reconocimiento de la superioridad de un adversario".  (Ángel Ganivet).

- "No arrojes piedras en la fuente de la que has bebido".  (Talmud).

- "Es casi imposible llevar la antorcha de la verdad a través de la multitud sin chamuscarle la barba a alguien".  (Georg Ch. Lichtenberg).

- "Los niños comienzan por amar a sus padres. Cuando ya han crecido, los juzgan, y, algunas veces, hasta los perdonan".  (Óscar Wilde).

- "El mayor placer que conozco es hacer sigilosamente una buena acción y dejar que se descubra por accidente".  (Charles Lamb).

Besos y abrazos, y gracias,

Don.
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