lunes, 15 de mayo de 2017

Familiares desavenencias matutinas

¡Buenos días!

Maravilloso día de primavera, de grato disfrute, tras los pasados y livianos frescores y chaparrones de la semana pasada, con 26ºC de máxima prevista para hoy por los madriles y alguna que otra nube que no estropea, sino todo lo contrario, que lo matiza con sutileza, el radiante y alegre sol que todo lo ilumina, borrando cualquier atisbo de disgusto que pudiera sobrevenirnos.

Este fin de semana estuve en el cine viendo "Maravillosa familia de Tokio" ("Kazoku wa tsuraiyo"), de Yoji Yamada, y con Isao Hashizume, Kazuko Yoshiyuki, Yû Aoi, Satoshi Tsumabuki, Masahiko Nishimura, Tomoko Nakajima, Shozo Hayashiya, y Yui Natsukawa. Es el sexto largo que veo de este octogenario y prolífico director japonés, que lleva dirigidos tantos como años tiene, y de quien había visto anteriormente cinco de sus más recientes, todos de este siglo: "La casa del tejado rojo" ("Chiisai ouchi", 2015), "Una familia de Tokio" ("Tokio kazoku", 2013), y los tres de la trilogía de samuráis en horas bajas, "Love and honor" ("Bushi no ichibun", 2006), "The hidden blade" ("Kakushi-Ken: Oni no tsume", 2004), y "El ocaso del samurái" ("Tasogare Seibei", 2002).

Un septuagenario, tras haber pasado un día jugando al golf y tomando unas copas con su amigo, llega a su casa al atardecer totalmente borracho, donde su abnegada mujer le recuerda que es el día de su cumpleaños. Él le pregunta que qué quiere pues de regalo, y ella le contesta que algo barato, ya que tan solo tiene que firmar la solicitud de divorcio que le presenta ya cumplimentada. Aturdido por la noticia, pues no entiende nada tras haber estado casi cincuenta años casados, el anciano cascarrabias y con cierta desconsideración hacia su mujer, se sume en la melancólica resignación. Poco a poco irán conociendo la noticia los miembros de su familia: sus tres hijos y respectivas parejas y sus dos nietos, que todavía viven en su mayoría bajo el mismo techo familiar, tan atónitos como su padre, lo que desatará una pequeña crisis familiar que hará aflorar algunos reprimidos resentimientos del pasado.

Una muy buena película (nota: 7) esta comedia que me hizo reír más cuando me provocaba la sonrisa que cuando se empeñaba, sin mucho éxito, en arrancarme carcajadas a base de momos y algo exagerados gags visuales, que tal vez funcionen en Japón, pero que a mí no me llegaron. Nos hace reflexionar sobre las relaciones familiares a partir de pequeños detalles cotidianos de costumbristas escenas domésticas, y comprender la armonía esencial que subyace en muchas de las tontorronas (o no tanto, según los casos) desavenencias familiares. Precisamente esto parece ser el leitmotiv del film, pues en él se dice que la verdadera armonía de las piezas musicales está en sus pequeñas disonancias, y tal vez esto pueda explicar el porqué su autor nos incrusta esos simples y algo tontorronas situaciones cómicas en medio del sereno melodrama y del sutilmente sarcástico humor subyacente, verdaderamente gracioso aunque apenas perceptible, que sin el contrapunto de slapstick tal vez no tendría tanta relevancia.

Ahora unas citas de sabiduría ajena que, cual versos sueltos, nos ayuden a bien rimar nuestros devenires:

 - "Nada nos puede impedir sentir esta maravillosa felicidad de ser preferidos a otros".  (André Maurois).

 - "El vínculo que une a tu auténtica familia no es de sangre, sino de respeto y alegría mutua".  (Richard Bach).

 - "Ante cualquier desavenencia no caigamos en el error de dudar, bien de su inteligencia, o bien de su buena voluntad".  (Otto von Bismarck).

 - "Toda la armonía total de este mundo está formada por discordancias".  (Séneca).

Besos y abrazos,

Don.
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