viernes, 20 de abril de 2012

Matutino consolador

¡Buenos días!

No hay consuelo que valga en estos matutinos, pues no hay pena que les conquiste, que más que pisar el suelo vuelan siempre por doquier, ayudados por los delicados aleteos de sus hadas y ninfas. Y la primavera sigue reconfortándonos con su agradable clima, incluso cuando se revuelve, voluble, desapacible, contra todas nuestras convenciones preestablecidas, sorprendiéndonos a cada rato. Y de tanto que nos sorprende, ya sabemos que esperar de ella.

Ayer por la tarde estuve en el cine viendo "Alps" ("Alpeis"), de Yorgos Lanthimos, y con unos cuantos actores y actrices griegos de irreproducible nombre. Es el cuarto largo de este director, y segundo suyo que veo, tras su anterior, "Canino" ("Kynodontas", 2009).

Una enfermera, un conductor de ambulancia, una gimnasta y su entrenador, comandados por el segundo de ellos, fundan Alps, especie de empresa que se dedica a suplantar a personas fallecidas ante sus deudos, con el consentimiento de estos y previo pago de importantes sumas de dinero, para que se les haga más llevadera la pérdida del ser querido. Son una especie de actores que estudian hasta los más mínimos detalles de los fallecidos para tratar de replicarlos.

Ya no me gustó gran cosa su anterior film ... me extraña sobremanera lo sobrevaloradas que están, por parte de muchos críticos y ciertos festivales, las absurdas, surrealistas e inclasificables películas de este director, la mayor parte del tiempo auténticas pajas mentales (con o sin consolador a pilas) ... pero éste todavía menos, todo un muermo, un pestiño al que no le vi el más mínimo sentido, salvo nimios detalles. Creo que no volveré a ver otro, salvo extrañas metamorfosis, de este director.

Además, por la idea de partida, me recordó al debut cinematográfico, en 1996, de Fernando León de Aranoa, con "Familia", esta sí, una grandísima película, brillante y muy recomendable, en la que un hombre solitario, durante el día de su cumpleaños, contrata a una compañía teatral para que finja ser su familia y tratar de aliviar su soledad.

Ahora, algo de sabiduría ajena que tal vez nos consuele de la pérdida de la inocencia:

 - "El que no se consuela, es porque no quiere".  (refrán).

 - "Poca cosa nos consuela porque poca cosa nos aflige".  (Blaise Pascal).

 - "Evitemos suplantar con nuestro mundo el de los demás".  (Ortega y Gasset).

 - "La muerte solamente tiene importancia en la medida en que nos hace reflexionar sobre el valor de la vida".  (André Malraux).

Besos y abrazos,

Don.
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