¡Buenos días!
Y viceversa, que tenemos una
espléndida relación paterno-filial, en la que no queda muy claro que rol
tenemos cada cual, y a buenos entendedores pocas palabras bastan, que dice el
refrán. Estaría por dejarme ya en este punto con la palabra en la boca, pero mi
incontinencia verbal me lo impide, así que os añadiré, y espero que lo
escuchéis si no queréis mojaros, que parece que podrían seguir tímidamente las
lluvias de este fin de semana, y que la temperatura sigue la mar de agradable
para mí (máxima prevista para hoy en los madriles de 18ºC).
Este fin de semana estuve en
el cine viendo "La familia Bélier" ("La
famille Bélier"), de Eric Lartigau, y con Louane Emera, Karin Viard,
François Damiens, y Éric Elmosnino. Es el primer largo que veo de los de este
director francés, aunque sí que vi un film, "Los infieles" ("Les infidèles", 2012) de
dirección coral, en el que participaba como director en uno de los episodios
que lo componían, el titulado "Lolita".
Esta familia de lo más
normal (padre, madre y dos hijos adolescentes), granjeros, y tan pintoresca
como todas las demás, tiene la particularidad añadida de que todos son
sordomudos, salvo la hija mayor, quien suele hacer de intérprete para sus
padres cuando estos se relacionan con el mundo exterior. El profesor de música
del instituto, hastiado por su destino en el pueblo, descubre en la joven un
talento especial para el canto, la entrena y anima a participar en un concurso,
él mismo se entusiasma, y ella ve la oportunidad de vivir una nueva e
ilusionante vida... pero se le plantea la duda de si sus padres podrán seguir
adelante sin su ayuda.
Una muy buena película (nota:
7) esta amable "melodramedia" familiar sin excesos de
azúcar, que ha sido todo un taquillazo en Francia. Tierna, emotiva, y muy
divertida, incluso a pesar de algunos momentos de humor primario y simplón,
pero otros muy ocurrentes, y de cine mudo, y casi nunca mejor dicho, aunque
hablen, no por los codos, sino con los codos, y las manos, y... Historia de
esta adorable muchacha y sus tribulaciones adolescentes, sobre la emancipación
vital de los hijos, la resistencia de sus padres, especialmente de la madre
ante el síndrome de nido vacío, que los siguen viendo como niños pequeños por
mucho que crezcan. Los momentos más emotivos se concentran en torno a las muy
pegadizas canciones de Michel Sardou que cantan los chavales de la clase de
música, sobre todo la protagonista, con un clímax final, musical, que me puso
los pelos como escarpias y los "congojos" a la altura de las
amígdalas (hubo otros momentos anteriores que casi también).
Ahora algo de sabiduría
ajena, dichos de otros a los que espero pongáis todas vuestras orejas:
- "Quien canta, su mal
espanta". (Refrán).
- "Un pájaro no canta porque tenga una
respuesta. Canta porque tiene una canción". (Proverbio chino)
- "Si quieres oír cantar a tu alma, haz
el silencio a tu alrededor".
(Arturo Graf).
Besos y abrazos,
Don.
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