miércoles, 23 de enero de 2013

Matutino abolicionista

¡Buenos días!

Desde esta tribuna matutina siempre se ha propugnado porque lleguen a la nulidad, al nivel del cero Kelvin si fuese preciso, todo hábito, tanto normalizado como de facto, que atente contra la lógica ética, o viceversa, de lo que sea. Por lo demás, el invierno sigue al pie de la letra, sin enmiendas, sus principios constituyentes, a saber, frío y nevadas, bueno, éstas fueron ayer, que hoy sólo se nos quedó el frío solo, en la frontera de la helada, que la mínima ha sido de 0ºC, lejísimos del cero Kelvin, y se espera una máxima de 6ºC.

Antes de ayer por la tarde estuve en el cine viendo "Lincoln", de Steven Spielberg, y con Daniel Day Lewis, Sally Field, Tommy Lee Jones, y David Strathairn. De este director he visto la mayoría de sus films, aunque no su anterior, "War horse" (2011), pero sí los dos anteriores a éste, "Las aventuras de Tintín: El secreto del Unicornio" ("The adventures of Tintin: Secret of the Unicorn", 2011), e "Indiana Jones y el reino de la calavera de cristal" ("Indiana Jones and the kingdom of the crystal skull", 2008).

Se nos narran los cuatro últimos meses de la vida del 16º presidente de los EE.UU. de América, Abraham Lincoln, desde los primeros días de 1865 hasta el 15 de abril, cuando fue asesinado. En este tiempo la Guerra Civil Americana está al borde de su fin, y el presidente está en un dilema moral muy difícil de resolver, y con una gran presión añadida por todas las facciones políticas del momento: bien acelerar la paz a través de conversaciones con los enemigos (lo que provocaría que estos tuvieran tiempo de rechazar su enmienda constitucional para abolir la esclavitud debido a su afán reconciliador de posguerra), o bien aprobar ésta justificando ante los reticentes que si no le apoyan la guerra no acabará, pues una vez aprobada la enmienda estos se rendirán, pero no sin antes seguir acumulando muertos en una guerra moribunda. Jugará a dos barajas y tratará de negociar a todas las bandas.

Este minúsculo fragmento de biopic nos muestra todas las miserias y ambigüedades políticas por las que parece necesario pasar un dirigente para conseguir su loable propósito de abolir una injusticia moral, contra viento y marea. Además, me pareció que la historia que se nos cuenta con su familia es toda una escueta metáfora de los EE.UU. de América, la pasada (la esposa), presente (de 1865) y futura (hijos mayor y menor). Una muy buena película, cuyas dos horas y media de duración no me pesaron, pero que me pareció convencional al principio, luego, a medida que avanzaba, se me olvidó lo anterior gracias a unas cuantas sobresalientes escenas. Donde termina este film, es el comienzo de otro visto hace un año, "La conspiración" ("The conspirator", 2010), de Robert Redford.

Ahora, para tratar de liberar nuestras mentes, aboliendo todo resentimiento de ellas, nada como un poquito de sabiduría ajena, hoy toda del personaje glosado, pero que también podría contener toda la del anterior matutino, el de antes de ayer, pues ambos films tratan el tema de la esclavitud desde perspectivas radicalmente contrapuestas:

 - "Un estado en el que coexisten la libertad y la esclavitud no puede perdurar".  (Abraham Lincoln).

 - "Al no querer ser esclavo, tampoco quiero ser amo".  (Abraham Lincoln).

 - "Todos los hombres nacen iguales, pero es la última vez que lo son".  (Abraham Lincoln).

 - "Casi todos podemos soportar la adversidad, pero si queréis probar el carácter de un hombre, dadle poder".  (Abraham Lincoln).

 - "Tengamos fe en que la razón es poderosa; y con esa fe, avancemos hasta el fin, haciendo la parte que nos toca, persiguiendo siempre la verdad".  (Abraham Lincoln).

 - "¿Acaso no destruimos a nuestros enemigos cuando los hacemos amigos nuestros?"  (Abraham Lincoln).

Besos y abrazos,

Don.
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