jueves, 22 de diciembre de 2016

Comunal colectivización matutina

¡Buenos días!

En esta ganancial comunidad matutina ninguno de ellos se siente más que el otro, y además se dan libremente a la colectividad, tanto a los que por aquí pasan un rato a echar un ojo, como a los que se quedan enganchados con ellos y vuelven un día tras otro. Espero que jamás se disuelva la congregación de tan dispares almas, que con dos que queden será suficiente. Y en este primer día completo de invierno de calendario más parece que sigamos de otoño climático, tan bien avenidos como se ve a ambos en estos días de transición en los que parece que todo lo compartan, como las mínimas rozando la helada, o la soleada y serena quietud, con algunas nubes que nada emborronan el buen clima reinante... de momento. La temperatura prevista para hoy en los madriles, de diez, mejor que eso incluso, es decir, de 11ºC.

Ayer por la tarde estuve en el cine viendo "La comuna" ("Kollektivet"), de Thomas Vinterberg, y con Trine Dyrholm, Ulrich Thomsen, Helene Reingaard, Martha Sofie Wallstrøm, Lars Ranthe, Fares Fares, Magnus Millang, Anne Gry Henningsen, y Julie Agnete Vang. De este director danés había visto cinco de sus anteriores films: "Lejos del mundanal ruido" ("Far from the madding crowd", 2015), "La caza" ("Jagten", 2012), "Submarino" (2010), "Querida Wendy" ("Dear Wendy", 2004), y "Celebración" ("Festen", 1998).

Dinamarca años 70. Una familia -padre, madre e hija adolescente- hereda la mansión del padre de él, quien decide venderla pues el mantenerla les supondría gastos que no pueden afrontar. Pero su mujer e hija le convencen de que no lo haga y se vayan a vivir allí, y la esposa le sugiere además, dado que siente que el aburrimiento se está estableciendo en su vida conyugal, que inviten a varios amigos de la pareja a vivir con ellos y así compartir los gastos, estableciendo una comuna. Al principio todo va bien, se toman decisiones en común y democráticamente, se habla de todo y se vive sin tapujos. Pero tanto el equilibrio comunal como el marital empezarán a romperse el día en que el padre se enamore de una alumna suya de la universidad y esta se vaya a vivir a la comuna.

Una muy buena película (nota: 7), a pesar de algún leve desvanecimiento de la trama, este melodrama de amores con toques de comedia, donde la comuna es el lienzo sobre el que se trazan algunas historias de corazones rotos, no sólo emotivamente sino incluso físicamente, por lo que creí ver cierta metáfora subyacente en la aparente historia contada, sobre lo efímero de la vida y del amor, y de todo en general, de la disyuntiva difícilmente conciliable entre decisiones individuales y grupales, por muy democráticas que pretendan ser, de propiedades privadas o comunes, tanto en lo material como en lo afectivo. Una reflexión nostálgica del guionista y director, sin respuestas ni panaceas para bien convivir, que él vivió durante parte de su infancia y adolescencia en una comuna junto a sus padres.

Ahora toca la sabiduría ajena, donde pongo al alcance de esta comunidad matutina el privativo pensamiento de sus autores, en un buen trueque, que yo las tomo prestadas para una mayor difusión de sus ideas, que para eso son:

 - "Hacienda de común, hacienda de ningún".  (Refrán).

 - "Quien sirve al común, sirve a ningún".  (Refrán).

 - "Una de las desdichas de nuestro país consiste, como se ha dicho hartas veces, en que el interés individual ignora el interés colectivo".  (Santiago Ramón y Cajal).

 - "Todas las culturas, de un modo u otro, reflejan necesidades humanas comunes".  (Bronislaw Malinowski).

 - "Ningún grupo puede actuar con eficacia si falta el concierto; ningún grupo puede actuar en concierto si falta la confianza; ningún grupo puede actuar con confianza si no se halla ligado por opiniones comunes, afectos comunes, intereses comunes".  (Edmund Burke).

Besos y abrazos,

Don.
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